Un dramático suceso, como el del
ataque terrorista ocurrido hace unos días en
Niza, arrastra consigo múltiples historias que ahondan en memorias personales y colectivas de nuestra sociedad. Pese a la violencia asociada al hecho, la narración que nos ocupa tuvo afortunadamente, un final feliz.

Tras contemplar los fuegos artificiales del pasado
14 de julio, en el
Paseo de los Ingleses en Niza, una pareja presencia el embiste de un camión, que conducido por un terrorista, llega a avanzar hasta casi dos kilómetros atropellando a toda persona a su paso. En medio de la confusión generada, la pareja pierde a su
bebé de 8 meses.
Una familiar del niño, una vez enterada del hecho, decide redactar dos avisos en la red social
Facebook con una fotografía del pequeño con el fin de localizarlo. Ambos mensajes no tardan en hacerse virales en la red, compartidos unas 22.000 veces, y
el niño es encontrado una hora después de estas publicaciones.
Un nuevo ejemplo del poder de la red, un poder del que todos formamos parte.
Fueron, sin embargo, muchos mensajes los que se publicaron en
Redes Sociales intentando localizar a desaparecidos en el ataque, pero desgraciadamente, no todos tuvieron este afortunado desenlace.
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